“El 27 de noviembre de 2013 nos quebraron la vida para siempre”, dijo María Ester Pombo. La mujer se refería al día en que quedó detenido su hijo Roberto Luis Gómez, quien está acusado de uno de los crímenes más resonante de la historia de Tucumán: el de Paulina Lebbos. María Ester criticó con dureza al fiscal Diego López Ávila y aseguró que está cometiendo “una injusticia”.
No se le borra de la mente esa fecha. Fue el día en que su hijo se paró por primera vez frente a López Ávila, quien llevaba pocos meses a cargo de la investigación del caso Lebbos, y este le comunicó que debía quedar detenido. Un año después, en el requerimiento de elevación a juicio, el fiscal explicaría que Roberto Luis Gómez había introducido su chip en el teléfono celular de Paulina, a tres horas de la desaparición de la joven estudiante de Ciencias de la Comunicación.
“Junto a otros sujetos aún no identificados por la investigación, procedieron a retener contra su voluntad a Paulina Alejandra Lebbos trasladándola hacia el radio de cobertura o perímetro circundante de aproximadamente dos kilómetros a la redonda de avenida Independencia al 1.200, continuando hacia Larrea al 400 de esta ciudad y posteriormente hacia el kilómetro 1.288 de ruta nacional 9... uno de ustedes procedió a efectuar maniobras de compresión y estrangulamiento sobre el cuello de la víctima, circunstancia que provocaron su muerte por asfixia”, precisaría López Ávila en su acusación. Y agregaría que una de esas personas arrojó luego el cuerpo de Paulina a la vera de la ruta 341, en Tapia. Fue hallado 13 días después.
Sin embargo para la familia de Gómez, que hoy es el único detenido por el caso, la situación fue distinta. “Ese 27 de noviembre de 2013, el fiscal le dijo a mi hijo: ‘meta, hablá chango, hacete cargo, acá hay metida mucha gente grosa’. Mi hijo estaba por explotar de los nervios porque no sabía ni de qué se trataba. A esa chica nunca se la conoció acá, ni a la familia tampoco”, aseguró María Ester.
“Cuando lo voy a visitar, me dice que está viviendo una pesadilla, que en su vida pudo creer que la Justicia fuese como es. El fiscal se ensañó y lo culpa, dijo que él tuvo el celular de la víctima cuando en esa época repetían por los medios que el celular y la mochila desaparecieron”, insistió la mujer. Tanto ella como su nuera, Viviana Cancino, acusaron también a López Ávila de haber modificado la primera declaración de Gómez.
“Mi hijo le explicó que el 25 de febrero de 2006 (cuando desapareció Paulina) habíamos ido todos a la casa de mi mamá porque cumplía años y al otro día volvimos; hasta le presentamos fotos”, relató María Ester. “El fiscal le cambió la declaración y le puso que él no sabía explicar qué hizo ese día”, agregó Viviana, la esposa del imputado.
El chip
En aquel momento, para que defienda su versión, López Ávila les pidió que presentaran un perito de parte. “No podíamos conseguir un ingeniero en Comunicaciones, tardamos un año en conseguirlo”, explicó la madre de Gómez. La mujer dijo que le presentaron al fiscal tres equipos de telefonía celular diferentes, que fueron los que usó el imputado en distintas épocas, aunque siempre con el mismo chip, y que ninguno era el de Paulina. Pero eso tampoco les sirvió para conseguir la libertad.
Según Viviana, hubo irregularidades tecnológicas. “En los informes de la compañía de celulares aparecieron tres altas, en distintas fechas y a nombres de distintas personas, con el mismo número de mi marido, pero el fiscal se cerró en que no puede haber tres líneas con el mismo número”, se quejó.
“En diciembre de 2014, López Ávila hizo que lo lleven a mi esposo a tribunales y le dijo: ‘Gómez, a vos no te puedo tener más porque sé que sos inocente. Es la última vez que lo hizo llevar a la Fiscalía”, aseguró la mujer.
“Tenemos la verdad en la mano y no nos dieron lugar en ningún momento a nada”, protestó también Elisa Pombo, prima de Gómez, con los informes de telefonía celular sobre la mesa.
“Nos duele”
La madre del imputado está convencida de que su hijo es un “perejil”. “Me pregunto por qué está detenido, es injusto lo que está pasando. Ni siquiera la conocía a la muerta, eso es lo más triste”, expresó María Ester. Y remarcó que todo el pueblo (San Andrés) los apoya. “Todos los sábados en la Iglesia se hacen peticiones por la libertad de mi hijo”, comentó. “Ya no sé qué pensar, se cometió una gran injusticia contra él. Lo que quiso el fiscal se lo hemos presentado ¿qué más quiere el señor López Ávila, destruirnos como nos está destruyendo?”, cuestionó. “El fiscal no quiere reconocer que se equivocó”, añadió Viviana.
Antes de finalizar la entrevista, la madre de Gómez se quebró y rompió en llanto. “Que ahora tengamos que ir a un penal nos duele en el alma. Todavía no lo puedo asumir. El 16 de marzo mi hijo va a cumplir 37 años y va a ser su tercer cumpleaños en un penal por la injusticia de un fiscal que no supo investigar. Quizás lo usó para algo que yo no sé, ni quiero pensar. Sí confío en que Dios de esta situación nos tiene que sacar porque él sabe del corazón de mi hijo”, sostuvo.
También quebrada, Viviana agregó: “ahora me pregunto: ¿el señor Alberto Lebbos se va a quedar conforme si a mi marido lo llevan a juicio y lo condenan por el asesinato de Paulina? No, porque él mismo está diciendo que el asesino de su hija es alguien poderoso”. Las tres mujeres se mostraron firmes en su convicción de la inocencia del único imputado preso por el polémico asesinato. “El fiscal supuestamente llevó una investigación a todo dar y resulta que entre policías de alto rango y ministros aparece un electricista (por Gómez). Hicieron una cacería de brujas”, concluyó Elisa.